Admoniciones

Un Ángel Blanco

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

"Todavía un poco y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros también viviréis" (Jn 14,19).

La muerte y resurrección de Jesucristo es el hecho más trascendental de nuestra fe. Y al tercer día resucitará (Mt 16,21; 17,22.23; 20,17ss y par.). Las mujeres, al pie de la cruz, lloraban "Oísteis que os dije: 'Me voy y vuelvo a vosotros'". (Jn 14,27-28) Muy de mañana, el día primero de la semana, las mujeres "iban al sepulcro cuando salía el sol" (Mt 28,1-10; Mc 16,1-11; Lc 24,1-11; Jn 20,1-18). La sorpresa y perplejidad las sobrecogió: estaban perplejas por ello (Lc 24,4). En esto,:…se presentaron dos varones con vestidos deslumbrantes que les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? (Lc 24,5). Y las tranquilizan: No temáis. Jesús, al que buscáis, no está aquí, resucitó como dijo (Mt 28,6). Buscar aquí a Jesús es un contrasentido. ¿Ignoráis que Cristo tenía que morir y resucitar al tercer día? ¿Cómo vais a encontrar en los cementerios a quien es la Resurrección y la Vida? Los ángeles las inducen a comprobarlo con la fórmula usual: Venid y ved el sepulcro vacío (Mt 28,6). 

E, invistiéndolas de apóstoles de los Apóstoles, les expresan el mensaje que han de llevar a Pedro y a los discípulos: Os precede a Galilea, allí lo veréis. Predicción que ya les hizo en la Última Cena (Mc 14,28). La cita en Galilea se debe a que quiere que salgan de aquel ambiente de hostilidad e instruirlos en las cuestiones del Reino de Dios (He 1,3).

Ellas salieron corriendo, llenas de temor y gran gozo, y se alejaron a toda prisa del sepulcro para contarles todo aquello a los discípulos. Y dice Mateo que Jesús les salió al encuentro, por el camino, con el saludo: Shalom, paz a vosotras. Ellas acercándose, se postraron ante Él y le abrazaron los pies (Mt 28,9). El encuentro de Jesús hace realidad palpable el anuncio que han recibido en el sepulcro: “No temáis, id y decid a mis discípulos…” (v.10); y da cumplimiento a su promesa de permanecer en la Iglesia y acompañar a sus discípulos en la misión evangélica: Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo (Mt 10,40; 28,20). Los detalles de Jesucristo están siempre presentes; lo primero que hace es tranquilizarlas: "no temáis". Sabe que la humana naturaleza, normalmente, anda temerosa en aquello que se relaciona con la muerte. Y las nombra apóstoles; les confiere las características propias de su misión: la de "ir" y la de "decir", recorrer el mundo y predicad la extraordinaria nueva de Jesucristo. Es lo que hace San Pedro en cuanto recibe el don del Espíritu y lo que emprendió al recibir su vocación en el camino de Damasco. Y ello, con la promesa firme de Jesús de que jamás les faltará, hasta el fin de los tiempos.