Admoniciones

Ojos amorosos

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

Como el Padre me amó, así os amé yo; permaneced en mi amor (Jn 15,9).

El espíritu está únicamente en el Evangelio, en la palabra concreta de Jesucristo. 

Es misericordia: Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos y yo os aliviaré (Mt 11,28) y providencia que nos mira, cuida y sustenta cada día: Mirad las aves del cielo...vuestro Padre las alimenta,¿No sois vosotros más que ellas? (Mt 6,26)

Es la fe rotunda de la mujer cananea: “También los perrillos comen debajo de la mesa las migajas de los hijos” (Mc 7,28). 

Es el Amor. La Caridad es eterna, todo lo tolera. El amor que enseña Jesucristo es el amor más grande, rotundo y completo. No se queda sólo en el prójimo; su amor que va mucho más lejos y abarca a los enemigos: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos (Mt 5,44-45). Pero, yo os digo, no resistáis al mal; a quien te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra (Mt 5,39). Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? Si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de especial? Vosotros sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 46-48) 

Ser discípulo de Cristo es estar revestido del amor, expandir amor en toda acción, situación y palabra. “Mirad cómo se aman”, decían de los primeros cristianos. El cristiano ha de ser el mismo amor; ha de ser imagen auténtica de Jesucristo, que perdona siempre, que cura siempre, que acoge y comprende siempre: Quiero, sé limpio, ve y no peques más.

Es la unión con el Hijo y con el Padre, encuentro mutuo. Dios tiene una naturaleza de amor El Padre ama al Hijo con un amor eterno (Jn 3,55; 10,17). A través del Hijo recibimos el amor del Padre. Esta es la idea que sintetiza todo el mensaje evangélico. El amor de Dios a los hom­bres se hace más intenso al devol­verle el amor a través de su Hijo Jesucristo también nos ama con infi­nita plenitud. Nos ama como el Padre lo ama a El (Jn 15,9). Jesucristo nos amó hasta el máximo, hasta dar la vida por nosotros (Jn 13,1), dándonos así la prueba más grande de amor. 

Jesús es el camino verdadero que conduce a la vida eterna, la única y absoluta verdad. Cuando alguien busca la esencia, perdido en el fárrago de normas y avatares históricos desviados, le pregunta, como los fariseos, por el punto central de la doctrina, Jesús contesta por el amor. “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón (Dt 6,5). Este es el el primero de los mandamientos y otro semejante a este: “Amarás a tu prójimo como a tí mismo” (Lev 19,18). En estos dos mandamientos se encierra toda la Ley (Mt 22, 36-40).