Admoniciones

Los pastores en Belén

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

“Os ha nacido un Salvador que es el Cristo, Señor, en la ciudad de David (Lc 2, 11).

 

 

Los pastorcillos, que estaban velando sobre sus rebaños, fueron deprisa a ver “ese acontecimiento que el Señor les ha anunciado y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre. Cuando lo vieron, manifestaron lo que se les había dicho. Esta es la función del cristiano, manifestar la palabra recibida de Jesucristo, poner de manifiesto sus enseñanzas, practicar el amor, que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso (Lc 6,34). Y dice San Lucas que fueron deprisa a Belén a ver el Nacido, Salvador-Cristo. Es la actitud correcta del discípulo ante la llamada de Jesús, responder con diligencia, dejarlo todo, ve, vende lo que tienes y sígueme (Lc 18,22).

 Este niño es el Mesías Paciente que “como cordero es llevado al matadero, como oveja muda ante sus esquiladores y no abre su boca” (Is 53,7).

En el cuarto evangelio (Jn 10), Jesús se llama pastor y "puerta de las ovejas" en la alegoría del Buen Pastor. Él apacienta las ovejas durante el día y por la noche las recoge en el redil y, por la mañana, con su silbido conocido perfectamen­te por las ovejas, las lleva al pastoreo, con toda solicitud, con total entrega a su rebaño (Lc 15,4-7). La misión del buen pastor es cuidar de todas, buscar cuidadosamente a las perdidas (Mt 10,6; 15,24; Lc 9,10) y compadecerse de las que andan solas, porque no tie­nen pastor (Mt 9,36; Mc 6,34).

Jesucristo quiso que los pastores fueran los primeros en conocer la buena nueva, su venida a este mundo (Lc 2,8-20), es el buen pastor esperado en Israel, el Buen Pastor, frente a los dirigentes perversos, a los malos pastores (Is 40,10-11; Jer 23,1-4; Ez 34,2-10). Para cuidar de este rebaño suyo, que es la Iglesia, la comunidad de los creyentes, deja a unos pastores, Pedro el primero (Jn 21,16), con el deber de una entrega total, con la misión de que no se pierda ni una sola oveja (Mt 18,12-14). Y este rebaño suyo debe saber que El es su único y defi­nitivo pastor (1 Pe 2,25). Y El, al final de los tiempos, los reunirá a todos, como se reúne un rebaño, para celebrar el último y definitivo juicio universal (Mt 25,31-46).