Romper los muros que nos separan

Autor: Elena Baeza Villena 

 

Antes o después los muros construidos por el materialismo, el egoísmo, la violencia se derrumban solos. Uno de los muros que padece nuestra sociedad es la del materialismo consumista, que a tantas personas mantiene prisioneras y cuyo aspecto no es amenazador, sino risueño. Pero a pesar de su aparente solidez, también puede romperse. El muro del egoísmo desmedido que se tiene hacía uno mismo, que le hace desentenderse de los demás a cualquier coste, también puede romperse. El muro de la violencia que nos separa, divide y que actualmente nos está causando tanto daño, también puede romperse. Porque se han roto ya por suerte muchos muros. Pero hay que tener ojos para ver donde están esos muros que nos separan del verdadero camino. Hoy muy oportuno, en el III domingo de Adviento que celebramos viene a decirnos Juan el Bautista, hombre austero, predicador de un bautismo de conversión, testigo de una luz que lleva a la fe. “Preparar el camino, que el Mesías, el Salvador de todos los males, está ya a la puerta”. Una oportunidad en estos días ya próximos a la Navidad para recordarnos donde están esos muros que nos arrebatan la alegría, la felicidad, la paz, que nos derrumba, que no vemos los golpes inesperados a las injusticias cometidas por el hombre, que no vemos salida a los problemas diarios. El que nos ha creado es fiel a su promesa. Su palabra no tiene vuelta atrás. Por tanto, nos corresponde a nosotros descubrir los muros que nos separan para gozar de la alegría y, dejar que entre en nuestros corazones la Paz que nos trae el Nacimiento de Jesús