Se cumplen dos años de la muerte de Juan Pablo II

Autor: Elena Baeza Villena

 

 

Día dos de abril, fecha que miles y miles de personas recordarán siempre. Esa frase que nos dirigió al comienzo de su Pontificado: “¡No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo!” nunca se nos olvidarán. Predicaba y decía las cosas que tenía que decir, sin miedo, porque era coherente con lo que decía. Sufrió mucho en esta vida, -ya desde su niñez-, pero fue tan grande su fe, que el sufrimiento le hacía ver que nada era inútil.

Parece que veía venir los tiempos que estamos viviendo de persecución política y social, -la misma que él vivió en su juventud-. Cuando veo la película “Karol”, el hombre que se convirtió en Papa, comprendo su afán, su tenacidad, su valentía y decisión en defender siempre la dignidad de la persona humana, frente al totalitarismo de la justicia sin libertad.

Para él todos los hombres y mujeres, eran importantes por sí mismos. A todos acogía con respeto y con amor. En todos sus viajes y visitas, quería siempre encontrarse con los enfermos, con los que sufren.

Era un enamorado de Dios, vivía de Dios y ese fue el Mensaje que nos dejó, con el testimonio de su vida. Por eso, hoy más que nunca no olvidemos: “No tener miedo y abrir las puertas a Cristo”. Gracias una vez más Juan Pablo.