Recordando a Don Álvaro del Portillo

Autor: Elena Baeza Villena

 

 

En el XIII aniversario de su fallecimiento, me viene a la memoria, cuando aquella mañana al entrar en mi Centro la que me abrió la puerta, me dice: ¿Sabes lo de Don Álvaro?, ¿Qué pasa? Le contesté y me dice: que ha muerto. Me impresionó tanto, porque cuando una persona está enferma te vas haciendo la idea, pero él que acababa de llegar justo aquella noche de Tierra Santa, pues claro te quedas…sí, para mi fue muy dolorosa la noticia. Pasé al oratorio a saludar al Señor y a rezar por él. Al momento, sentí una gran paz, como que Dios me estaba diciendo que Don Álvaro estaba en el cielo muy contento y junto a San Josemaria, -por aquellas fechas aún Beato-. Y, desde luego que me lo demuestra con frecuencia, le suelo pedir cosas importantes y otras menos, pero siempre me escucha.

Le vi por última vez, en septiembre de 1993, que vino a la ordenación de unos cuántos sacerdotes, la fecha coincidía con nuestro aniversario de boda, un cuatro de septiembre a las seis de la tarde. Entonces mi marido y yo pensamos celebrarlo en Torreciudad y tuvimos la suerte que hasta la misa de la víspera de la ordenación, también la celebraba Don Álvaro y a las seis de la tarde. Luego los allí presentes estuvimos departiendo un rato en tertulia, en ella nos animaba a hacer apostolado y nos puso de ejemplo a San Pedro y los demás apóstoles, “decía fijaos la cultura que podían tener unos pescadores…y sin embargo de lo que fueron capaces, nosotros con tantos medios cuántas cosas podemos hacer”. Muchas cosas nos contó, pero esto nunca se me ha olvidado.

Así que el día de su muerte pensé que fuimos a despedirnos de él. Fue un recuerdo tan maravilloso que nunca olvidaré.