Recuerdo y oración por los Santos Difuntos

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Las fiestas que estamos celebrando estos días reflejan quiénes somos e
influye decisivamente en nuestro sistema de valores. Por eso, tenemos ante
ellas la responsabilidad de buscar su sentido verdadero y dar con nuestro
ejemplo testimonio de celebración.
La cultura de nuestros días, niega la vida naciente, sufriente y terminal,
convirtiéndola en una cultura de afirmación de la muerte y, por otro lado
parece diseñada para ocultar la muerte misma y esconderla en higiénicos
hospitales y alejados cementerios.
De la muerte se quiere hablar poco, como "la vida son dos días" y lo que
cuenta es el cuerpo joven, sano y sobreabundantemente preparado, la muerte
estorba y nos puede preocupar.
La Iglesia nos invita en estos días, a pensar en todos aquellos que, como
nosotros, comunes mortales, pasaron por la vida sostenidos por la fe y la
esperanza, venciendo tentaciones y dificultades. Esa muchedumbre inmensa de
santos desconocidos, como pudieron ser: madres de familia, obreros,
intelectuales...viven ya la bienaventuranza prometida por Cristo después de
pasar por este mundo sembrando amor y alegría.
Cuando se busca y se encuentra el sentido de la cruz, la cultura de la
muerte deja paso al amor y la vida. Ante una Verdad como ésta, todos los
disfraces que queramos ponerle por encima resultan inútiles.