Con la educación nos jugamos el futuro de la sociedad

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Hace un par de semanas leía en el Diario Sur una entrevista que le hacían a
José Antonio Griñán con motivo de sus cien días como presidente de la Junta
de Andalucía, bajo el titulo: "Hay que devolver a la ciudadanía la idea de
que la educación es lo importante", señalando que "la prioridad es la
educación y no debe haber otra. Hay temas que son importantes, algunos son
urgentes y otros más que urgentes, necesarios. Lo fundamental es mejorar la
educación".
"Nunca es tarde si la dicha es buena", dice el refrán. ¿Pero han tenido que
ocurrir algunos sucesos dramáticos entre los jóvenes de nuestra comunidad
andaluza para que nuestros políticos se den cuenta del nivel educativo que
tenemos?
Por supuesto que no podemos culpar siempre a los políticos de turno ni la
escuela de la crisis de valores que ha perdido gran parte de nuestra
sociedad. Porque la educación comienza en la familia, es a los padres a los
que nos corresponde el primer deber y el derecho inalienable de educarlos de
acuerdo con nuestras convicciones.
Pero vivimos en un contexto social en el que la educación se ha convertido
en una tarea extremadamente difícil, debido a las intromisiones de los
Estados de derechos de los padres y al poder tremendo de los medios de
comunicación, que han invadido nuestros hogares. Los modelos de adolescentes
que les presentan en la tele, "del todo vale" y conseguirlo todo "con el
mínimo esfuerzo", es una copia de la realidad que estamos viviendo. No son
nuestros jóvenes mejores ni peores que los de otras épocas, ¿pero que se ven
influidos por los "personajes" que se les están presentando? eso es muy
cierto.
Hace unos días leía un titular en un digital que decía: "una madre es
maltratada por una menor de cinco años". Yo como madre de cinco hijos les
aseguro que a esa niña de cinco años, no se la puede culpar de su
comportamiento, por actuar así -y no quiero hacer juicios de nadie- ¿pero
cuál será el ambiente del que está rodeada esta pobre criatura?
Somos por tanto, padres, colegios e instituciones quiénes debemos salir
urgentemente a cambiar este fracaso educativo y cambiar estos modelos por
una educación moral adecuada.
En este mundo globalizado que nos ha tocado vivir sólo podremos mejorarlo si
preparamos a nuestros jóvenes no para la mediocridad obediente, sino para la
libertad, para hacer, en definitiva de ellos personas "grandes" en valores.
Tengamos en cuenta que el futuro de la sociedad está en los niños de hoy.