Matrimonio, un compromiso para toda la vida

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Hay gente que está vacía por dentro y suena bastante, como ocurre con los cántaros, que cuando están vacíos suenan, pero llenos, no se sienten. Igual ocurre con algunos matrimonios que no funcionan y suenan, suenan bastante. Pero no ocurre lo mismo con las familias que perseveran. Claro, la perseverancia cuesta, cuando nos comprometemos a vivir una vida en común, no es fácil, pero todo lo que cuesta llega a tener un valor inmenso. No podemos ir al matrimonio pensando que es una compra que hacemos en algunos comercios en los que nos dicen: “pruébelo y si no le gusta, le devolvemos su dinero”, no podemos ir pensando: “yo me comprometo siempre que me vaya bien”, es imposible, en una convivencia surgen problemas de muchos tipos, pero que en la mayoría de las veces todo tiene solución.

Sabemos los que llevamos bastantes años casados que no es fácil, pero posible. No podemos estar continuamente fijándonos en el defecto o en lo que el otro, o la otra me ha hecho o me ha dejado de hacer. No podemos solo vivir de los compromisos emocionales.

El sentimentalismo produce insatisfacción, una sociedad sentimental es una sociedad que queda a manos de la casualidad. En ella la gente quiere dejar de ser responsable y es, entonces cuando surgen los conflictos.

Cuando el amor es verdadero, es incondicionado, no admite cláusulas de temporalidad, restricciones ni reservas. El amor total llena de verdad a la persona.

El amor, la entrega y la fidelidad de los padres, así como la concordia en la familia, es el mejor testimonio que podemos dejar a nuestros hijos y a la sociedad.