Semana Santa

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Las tardes, noches y madrugadas malagueñas –al igual que en casi todos los pueblos de España-, celebran su Semana Santa, con desfiles procesionales. Imágenes bellísimas de Jesús que pasean por nuestras calles vemos el sufrimiento al que fue sometido Jesús. Llora nuestro corazón mientras le vemos pasar destrozado, azotado, flagelado, hasta su crucifixión. Y, llora su Madre ante el sufrimiento de su Hijo, pero no pierde la compostura, sabe aceptar la Voluntad del Padre que ha permitido que diera la vida para salvarnos. Muchos tal vez ignoren que Cristo es el único Salvador, el que da sentido a los acontecimientos humanos, a nuestra vida.

No tendría sentido vivir la Semana Santa con medias tintas o con mentalidad de cumplimiento. Hay que vivirla a fondo, con radicalidad, aprovechándola para hacer una parada en el camino, para reflexionar, para revisar la vida, para contemplar el inmenso amor de Dios que se nos ha manifestado en Cristo y que debe producir un cambio significativo en nuestra vida. También deberíamos descubrir nuevos cauces para proyectar ese amor en los hermanos, especialmente en los más necesitados, y potenciar la dimensión evangelizadora de la Semana Santa.

Ojala seamos capaces de descubrir en estos días el Amor de Jesús por todos nosotros y si es posible dar un poco de ese amor a esos otros cristos vivientes, que son los enfermos, los ancianos abandonados, los pobres, los emigrantes… que hoy viven probablemente junto a nosotros, sin habernos dado ni cuenta.