La reacción de un católico, ante la adversidad

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Muy pocos son los medios de comunicación que se vienen refiriendo a las persecuciones que vienen sufriendo los cristianos en la India e Irak, a pesar de que Benedicto XVI ha pedido públicamente por el cese de estas injusticias, en varias ocasiones.
En este sentido escribía Daniel Arasa en Forumlibertas un artículo titulado "Violencia contra los católicos: tres respuestas generosas y elegantes", en el que estoy totalmente de acuerdo con él. En él hace referencia a la reacción que han demostrado, -ante el asesinato de Álvaro Ussia, en una discoteca-, su madre, profesores y compañeros del colegio. Estas personas no renuncian a que se haga justicia, piden responsabilidades, pero no venganzas y más venganzas, como estamos acostumbrados a ver ante cualquier hecho incluso de menos importancia. Ellos rezan y perdonan, porque "ante la muerte, no pierden la visión de la otra vida".
El segundo caso al que hace referencia es el coche bomba colocado por ETA en la universidad de Navarra, que aunque sólo hubo heridos leves la masacre pudo ser de consideración. A pesar de todo, las palabras del rector, profesores, alumnos y demás personal "traslucían algo similar al caso anterior: perdón, serenidad y seguir adelante, sin amenazas ni rencores".
Y, por último habla de la religiosa Presentación López Vivar, que ha perdido las piernas en una explosión producida en Rutshuru, en esa terrible guerra, en la que mueren miles de personas. "Tampoco en las palabras de esta monja de 64 años hay resquemor, ni queja, llegó a decir que era una suerte que en la explosión sólo ella hubiera resultado herida. Una muestra más de cariño y generosidad".
Solo personas valientes y coherentes con sus creencias y vocación, saben dar testimonios en el que demuestran su amor a Dios y a la Iglesia. Mucho tenemos que aprender de todos ellos y perder los complejos. "En el mundo tendréis grandes tribulaciones; pero tened confianza, Yo he vencido al mundo" (Jn 16,33).