Dios no se va de vacaciones

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Hay muchos ciudadanos que este año no podrán disfrutar de vacaciones, pero los que tengan esta oportunidad, recordemos que, el descanso no consiste simplemente en cambiar de tarea. Este tiempo de descanso, que sirve a muchos para estrechar los lazos familiares y de amistad, es propicio para la visita a otros lugares y para el encuentro fecundo con realidades menos conocidas para nosotros. Hemos tenido muchas veces la experiencia de que conocer, encontrar y compartir nuestra vida en este contexto vacacional nos permite después recuperar el camino de la cotidianeidad con mayores fuerzas y con un espíritu renovado.

Necesitamos la oxigenación del cuerpo y del alma, y el verano, en medio de su aparente ociosidad, se vuelve un tiempo precioso para vivir la condición de cristiano allí donde nos encontremos: en familia, jugando, rezando, celebrando la Eucaristía. Dios no se va de vacaciones.

Es una lástima que no todos entiendan esto o al menos que no lo apliquen.