Profetas para una nueva época

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Nuestros jóvenes están cansados de la avidez, de la explotación, de la división, del tedio de falsos ídolos y respuestas parciales, y de la pena de falsas promesas.

Por eso, el Papa en uno de los mensajes que ha tenido en Sydney con ellos les ha dicho: “Una nueva generación de cristianos está llamada a contribuir a la construcción de un mundo en el que la vida sea acogida, respetada y cuidada con atención, no rechazada o temida como una amenaza y por tanto, destruida. Una nueva época en la que el amor no sea ávido o egoísta, sino puro, fiel y sinceramente libre, abierto a los demás, respetuoso de su dignidad, un amor que promueva su bien e irradie alegría y belleza. Una nueva era en la que la esperanza nos libere de la superficialidad, de la apatía y del egoísmo que dañan nuestras almas y envenenan las relaciones humanas”.

Aunque los jóvenes son conscientes de sus limitaciones y contradicciones han acudido a escuchar en pleno verano a un anciano de 81 años, pero que les ha convencido por su sencillez, cariño y claridad. Y, es que la gente joven quiere respuestas. Por eso se alegran de que alguien les proponga mejorar, alguien que les hace querer ser mejores personas.

La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias. Es una búsqueda de la verdad, del bien y de la belleza.

Los jóvenes así lo han entendido y vivido en esta Jornada, algunos iban llevados por la curiosidad y otros por el afán de una búsqueda de Dios pero después, de todas las entrevistas que he oído y leído durante estos días, he podido comprobar que han descubierto que la verdadera fuente de la libertad se encuentra en la persona de Jesús de Nazaret.