“El taller sexual de Móstoles”

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Acabo de leer en algunos diarios Digitales que algunos profesores, del instituto de Móstoles (Madrid), están sometiendo a los alumnos, en un taller sobre prejuicios y estereotipos, donde se les hacen las preguntas, que a continuación les detallo y que he copiado de estos periódicos:

1. ¿Qué piensas que causó tu heterosexualidad?
2. ¿Cuándo y cómo decidiste que eras heterosexual?
3. ¿Es posible que la heterosexualidad sea sólo una fase que puedas superar?
4. ¿Es posible que tu heterosexualidad se derive de un miedo neurótico a las personas de tu mismo sexo?
5. Si nunca tuviste relaciones con una persona de tu mismo sexo, ¿no podría ser que lo que necesitas es un buen amante de tu mismo sexo?
6. ¿A quién has confesado tus tendencias heterosexuales?
7. ¿Por qué los heterosexuales se sienten obligados a llevar a los demás a su estilo de vida?
8. ¿Por qué insistes en ostentar tu heterosexualidad? ¿Por qué no puedes ser simplemente quién eres y mantenerte tranquilo?
9. ¿Por qué ponen tanto énfasis en el sexo los heterosexuales?
10. Parece haber muy pocos heterosexuales felices. Se han desarrollado técnicas que podrían ayudarte a cambiar. ¿Has considerado la posibilidad de realizar una terapia de aversión?
11. Considerando la amenaza que suponen el hambre y la superpoblación, ¿podría sobrevivir la raza humana si todos fueran heterosexuales como tú?
12. A pesar de la aprobación social del matrimonio, la tasa de divorcio es todavía del 50 % ¿Por qué hay tan pocas relaciones estables entre los heterosexuales?

Cuánta razón tiene el Papa cuando afirmaba ayer que el gran desafío del momento era enseñar a las nuevas generaciones los grandes valores de la fe, frente a los peligros de la violencia destructora, a la que se están enfrentando en la actualidad.

Por eso, cuando están en juego aspectos fundamentales que afectan a la concepción de la persona humana y a su desarrollo la Iglesia, libre de todas las ataduras de lo políticamente correcto, vuelve a recordar que la dignidad de la persona humana supone la rectitud de la conciencia moral, es decir que ésta se halle de acuerdo con lo que es justo y bueno según la razón y la ley de Dios.