“Nosotras parimos, nosotras decidimos”

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Las partidarias del aborto sin limitaciones piden libertad para su cuerpo. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres, con el lema: "nosotras parimos, nosotras decidimos". El hijo nace de la madre pero no es la madre ni una cosa de su propiedad, ni antes ni después de su nacimiento.

Creo que hace falta un planteamiento elemental, accesible a cualquiera, independiente de conocimientos científicos o teológicos, que pocos poseen, de una cuestión tan importante, que afecta a millones de personas y a la posibilidad de vida de millones de niños que nacerán o dejarán de nacer.

Cuando se dice que el feto es "parte" del cuerpo de la madre se dice una insigne falsedad porque no es parte: está "alojado" en ella, implantado en ella (en ella y no meramente en su cuerpo). Una mujer dirá: "estoy embarazada", nunca "mi cuerpo está embarazado".

El niño no nacido aún es una realidad "viniente", que llegará si no lo matamos en el camino. Y si se dice que el feto no es un quién porque no tiene una vida personal, habría que decir lo mismo del niño ya nacido durante muchos meses.

Se habla del derecho a disponer del propio cuerpo. Pero, si me quiero tirar desde una ventana, acuden la policía y los bomberos y por la fuerza me lo impiden.

La aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que está ocurriendo en este siglo.