Una ley que ha demostrado su fracaso

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Antes de que se aprobara en el 2005 la ley del “divorcio exprés”, todavía la separación tenía un trámite obligatorio, en la que uno de cada cinco matrimonios separados conseguía arreglar su situación de nuevo. De esa manera, se salvaban alrededor de 15.000 familias al año. Y, es que el problema del divorcio no es sólo de tipo legal, sino sobre todo de naturaleza cultural, antropológica y espiritual.

Sin embargo con esta nueva ley se han disparado y en el 2006 ha habido en España casi un 75% de divorcios más que el anterior, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Datos que confirman una vez más, los perversos efectos del llamado “divorcio exprés”. Y, es que, basta con que uno solo de los cónyuges quiera romper el matrimonio para que el divorcio sea casi inmediato.

Es urgente no solo la rectificación de la ley “divorcio exprés”, que ha demostrado su fracaso, sino la elaboración de una Ley de Prevención y Mediación familiar, así como la implantación de mecanismos como Centros de Orientación Familiar. Se trata también de los hijos menores que son los principales afectados y cada día más de 312 niños ven como su familia se rompe. Todos deberíamos pararnos seriamente a reflexionar sobre este drama.

Sin embargo, desde ciertos ámbitos políticos se ha querido asociar el divorcio con el progreso , y en lugar de ofrecer instrumentos para ayudar a superar la crisis, se anima los esposos a pedir el divorcio en cuanto surge el menor contratiempo. Para otros tipos de políticas, por ejemplo las que endurecen las sanciones contra las imprudencias al volante. Y, sin embargo en el caso del matrimonio, las nuevas leyes parecen destinadas a lograr que cada vez se estrellen más matrimonios.