La memoria de los mártires

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Me parece una manifestación de justicia y gratitud recordar a aquellos que dieron su vida por ser coherentes con su fe. 498 personas es una cifra extraordinaria, no obstante, en ese número no hay cuestión. Cuando los sacerdotes, religiosos y religiosas asesinados se acercan a los 7.000, y también son muy numerosos los laicos asesinados por su fe, necesariamente se vuelve a plantear la causa y el modo en el que produjeron esas muertes, cómo aceptaron las personas asesinadas su inmolación, y cómo en todas las épocas de la historia la Iglesia ha rodeado de un recuerdo particular y de un afecto especial a aquellos que padecieron por ser leales a Cristo.

Es por tanto un acto de gratitud y justicia para con los asesinados, constituye una referencia para saber perdonar, y sobre todo puede ser como impulso y ejemplo para los católicos de hoy y para toda persona que busque a Cristo. Es un recuerdo que tenemos por aquellas personas que fueron testimonio de la fe. Estoy de acuerdo que la Iglesia reconozca en estas personas su coherencia en su creencia y les reconozca su condición de mártires.

En estos tiempos hay un laicismo tan fuerte que lleva no solo a la incomprensión de la religión cristiana sino que incluso se le ataca directa e indirectamente, por muchos medios. En la actualidad estamos necesitados de personas que den ejemplo de coherencia con su fe, dentro de una sociedad que vive de espaldas a Dios. Aplaudo por, tanto estas beatificaciones, ya que es un motivo de acción de gracias por estos hombres que rubricaron su fe con su sangre.