Un testimonio público

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Con la nueva Ley de Investigación Biomédica, España se convierte en el cuarto país europeo que legaliza la clonación con fines terapéuticos. En realidad, estamos ante la aprobación del uso de embriones humanos con fines “pretendidamente terapéuticos”. ¿Por qué, pretendidamente? porque la clonación carece hasta ahora de uso terapéutico y sólo puede utilizarse, de momento, con fines de investigación.

De momento, no cabe esperar de la clonación ninguna curación, sino solo presuntas expectativas. Se utiliza a una persona –los embriones también lo son- como si fueran cosas. Se procrea a un hombre o a una mujer para quitarle su identidad y, después de haberlo usado se desecha. Es, con algunas diferencias, como si a un adulto se le dejase vivir con el único objetivo de modificarle su personalidad y extraerle uno de sus miembros. Por eso ha pasado con escasa repercusión en los medios, ya que la ley prohíbe expresamente crear embriones para la investigación, confundiendo intencionadamente a la opinión pública sobre este importante aspecto. Lo más sorprende de la ley es que presta una atención desmesurada a un área nimia de la investigación biomédica