Una Navidad llena de regalos

Autor: Adolfo Güémez

Fuente: Buenas Noticias

 

 

Hace unos días, un maestro de preparatoria hizo una encuesta a su salón de clases. La única pregunta fue ésta: ¿cuál es el mejor regalo que has recibido en una Navidad?

Las respuestas fueron tan variopintas como los recuerdos que cada uno tiene. Pero -cuenta el profesor- la más espectacular fue la de Jacinta, una joven paralítica de la cintura para abajo: «Para mí el mejor regalo, fue aprender a dar gracias por todo lo que recibo. Y es que cuando me dan el obsequio del intercambio de Nochebuena, no puedo dejar de pensar en que la vida misma y todo lo que viene con ella son un regalo». 

Lo que a veces se nos esconde

Es verdad, la Navidad es un tiempo privilegiado para aprender a ser agradecidos. ¡Son tantas las cosas que no nos merecemos y que sin embargo recibimos! Te invito a pensar tan sólo en algunas de ellas:

1. La primera de todas es la que recordamos precisamente en este tiempo: la venida de Dios al mundo. ¡Cristo se hizo niño por amor a nosotros! ¡Para salvarnos! Esto es un don tan grande que, aunque no hiciéramos otra cosa en la vida que repetirle a Dios la palabra «gracias», jamás podríamos ser lo suficientemente agradecidos.

2. En segundo lugar está la vida misma. ¿Qué has hecho para merecer vivir? Nada. Ni tú ni yo hemos elegido nacer. La vida se nos dio como un regalo. Gracias a ella, podemos gozar y disfrutar; cantar, bailar y reír; caminar, jugar, correr. El único modo de agradecerla es vivirla al máximo, luchando con pasión por un ideal.

3. Luego está la gente con la que convives. Tu familia, amigos, compañeros de escuela o de trabajo. ¡Hay tanto que agradecerles! Tal vez un día se te ponchó la llanta del coche y un amigo te ayudó a cambiarla. En otro momento tu mamá te sacó de un apuro ayudándote a organizar una fiesta. O acaso un compañero de trabajo te cubrió unos días en el puesto cuando tú necesitabas locamente un tiempo de descanso. ¿Cómo sería tu vida sin tanta gente buena a tu alrededor?

4. Lo que te voy a decir tal vez no lo entiendas a la primera: hay que estar agradecidos por todo lo que sufrimos. Sí, el sufrimiento también es a veces un regalo muy hermoso, y el ejemplo de Jacinta habla por sí mismo. Cuando sufrimos nos damos cuenta de cuánto tenemos. 

Si tu novia se va de intercambio un año, esta separación te ayuda a valorarla. Si caes enfermo, el sufrimiento que te produce la enfermedad es un estímulo para aprender a agradecer la salud. Un amigo me lo decía después de una operación en su rodilla: «Ahora que me estoy recuperando me doy cuenta de lo padre que es caminar». 

En fin, te invito a no dejar pasar esta Navidad sin aprender a sentir los efectos maravillosos de un sincero «GRACIAS» por todo cuanto recibes a diario.