Los romanos llegaron a California

Autor:  Marco Antonio Batta, L.C.

Fuente: Buenas Noticias

 

 

Alguien podría pensar que se trata de una broma y, si lo piensa, tiene toda la razón: es una broma. Los romanos tuvieron un inmenso imperio en el siglo I de nuestra era, que iba desde la península Ibérica hasta Mesopotamia, hoy Irak; y desde Inglaterra hasta el norte de África. Pero nunca llegaron a California.

Bueno, no llegaron hace veinte siglos, pero sí en enero de 2006; no llegaron en persona, sino a través de los países que heredaron –heredamos– su cultura. Si usted va a Malibú, cerca de la ciudad de Los Ángeles, podrá contemplar la Villa Getty, una réplica exacta, milimétrica, de una auténtica villa romana.

Las villas romanas eran unas casas inmensas que tenían los “patricios”, es decir, los ricos de aquel tiempo. Estaban diseñadas para descansar y para impresionar a los visitantes. El emperador Nerón tenía varias cerca de Roma, y su esposa, Popea, tenía una también cerca de Nápoles, que acabó sepultada bajo la lava después del berrinche del Vesubio.

La villa Getty es además un museo con piezas auténticas traídas de Roma y Grecia, y su ingreso es gratuito. Sólo se deben pagar 7 dólares por el estacionamiento. Así que si usted es bueno para caminar o tiene una bicicleta, le sale completamente gratis.

La buena noticia que nos trae la Villa Getty es que dará a conocer y despertará el interés por las dos culturas que son la cuna de nuestra civilización. En cierto modo, todos los europeos y los americanos, desde el estrecho de Bering hasta el de Magallanes, somos romanos y griegos.

Si usted tiene un hermano que se llama “Víctor”, es un nombre latino que significa “vencedor” y si se llama “Octavio” quiere decir que fue el octavo hijo, pues los romanos, a diferencia de los griegos, tenían poca imaginación y cuando se les acababan los nombres, seguían con los números. Sixto, por ejemplo, significa “el sexto”.

¿Y no ha oído acaso frases como “Veni, vidi, vici”? Es lo que dicen que dijo Julio César después de una de sus conquistas. O también: “Ave, Caésare, moritúri te salútant!” que era el saludo de los gladiadores al entrar al Coliseo y colocarse al frente del palco del César. Significa: “Salve, César, los que están para morir, te saludan”. Realistas los gladiadores.

¿Y qué decir de los puentes, acueductos, estadios, caminos, que todavía hoy siguen en pie después de dos mil años? El acueducto de Segovia, en España, tiene las piedras tan bien cortadas y ensambladas que, a pesar de no estar unidas con argamasa, siguen en su lugar sin despeinarse. ¡Lo que es hacer bien las cosas!

La Villa Getty nos pone en contacto con nuestras raíces. Obviamente, las culturas griega y romana también tuvieron sus limitaciones, pero sin duda llegaron a un nivel admirable de humanismo: descubrieron rasgos perennes de la grandeza del ser humano. Hallazgos que hoy, después de dos mil años, siguen vigentes.
Las culturas griega y romana permean toda la civilización occidental. No se trata de rechazar o menospreciar las otras culturas, como las precolombinas, por ejemplo. Se trata simplemente de tomar lo mejor de cada una.

Las culturas son como las personas: se enriquecen recíprocamente. Debemos llevar a la práctica lo que decía el papa León XIII: vétera nóvis augére et perfícere, que se traduce: “debemos mejorar y perfeccionar lo viejo con lo nuevo”, aprender del pasado, para vivir mejor el presente y, sobre todo, el futuro.