Lo que hace un padre

Autor:  Pablo Daniel Ruiz Jorge, L.C.

Fuente: Buenas Noticias

 

 

El día de su cumpleaños veintidós, un seminarista amigo mío recibió una felicitación de su papá que me dejó maravillado. 

Me ha sorprendido la cartita. En pocas líneas sintetiza el fuego con que todo padre resplandece al pensar en su familia. Su alma vibra al ver a su hijo nacer, crecer, hacerse un hombre y aportar lo mejor de sí a la sociedad. 

«Verte nacer y salir del vientre de tu madre, fue para mí una experiencia sin igual. Comprendí que Dios era grande, que era infinitamente bueno, pues me permitía ver la vida misma. Y al ver la tuya, que era parte de la mía, me dije... “Sólo Dios puede realizar tan gran prodigio”. Y sólo Dios puede, después de todos estos 22 años vividos, hacer que tú le sigas a Él en el llamado a santificar y “sacrificar” tu vida por servirle de manera consagrada y entregada a su voluntad por completo».

¡Cuánto nos duelen los números exorbitantes de abortos que se cometen al año en un solo país! Y sin embargo, qué gozo experimentamos al escuchar de un solo padre: Dios me ha dado este niño así como es. ¡Es parte de mí! Como decía el papá de mi amigo: «Solo Dios puede realizar tan gran prodigio».

No sólo nos gozamos al ver a un hombre comportándose así delante de un nuevo hijo. Nos sorprenden los 22 años que han transcurrido y de qué manera ha llevado su vocación de ser padre de un futuro sacerdote: le agradece a Dios. Y cuando sus ojos miran a Cristo en la patena, su pensamiento ya está en el mañana, viendo a su hijo levantar el trozo de pan que -gracias a las palabras de la consagración- dejará de ser pan.

«Pronto nos veremos, y podré darte ese abrazo que tanta felicidad me da, pues el estrecharte y sentirte muy cerca de mí me hace verdaderamente feliz. Aunque estés lejos, sé que estamos muy unidos y juntos, pues siempre te veo ahí, en el Sagrario. Todos los días que acudo a Él en las mañanas, ahí te veo junto con mi Salvador y Señor».

Qué bien reflejó su corazón en estas palabras, dejando atisbar una pequeña gota de sacrificio dentro del mar de luz que significa tener un hijo entre los elegidos. ¡Cuánta fe corre por entre sus líneas!

Alguien dijo que el corazón tenía razones que la razón no entiende; la fe de este hombre no ensombrece su razón, le ha mostrado sencillamente la verdad del amor sincero. 

Al terminar de leer la carta le pregunté si siempre había sido así. Mi amigo me dijo que desde su decisión de entrar al seminario -a los doce años-, su papá no ha dejado de decirle que está orgulloso de él, que siempre está cercano y que tiene todo su apoyo, incondicional. Un padre, dicho con palabras sencillas, muy padre.