Corazones que triunfan

Autor:  Samuel Sanabria, L.C.

Fuente: Buenas Noticias

 

 

Si te gusta el fútbol, sin duda te impresionarán las victorias de tu mejor equipo, la alegría de una copa, o los “carrazos” que manejan los jugadores saliendo del entrenamiento. Sin embargo, en el fondo, nos sorprenden más aquellos gestos que brotan del corazón. Por ejemplo: el beso de Raúl a su anillo de matrimonio cuando marca, o la sonrisa que Ronaldinho dirige al cielo (a su difunto papá) después de sus mejores goles.

Una cosa es la apariencia y otra lo que se realiza con el corazón. Normalmente lo que nos muestran externamente las personas de fama (sonrisas, triunfos, dinero, éxito, etc.), constituye una fachada que, en ocasiones, no refleja la realidad interior. Lo que sale del corazón es lo que marca la vida.

Por ello, me causó una gran satisfacción leer la entrevista del entrenador madridista Juan Ramón López Caro, ofrecida al periódico español La Razón. El punto central que recalca es la entrega a los demás, que emana del corazón que ama a Dios: «Lo más importante es estar bien con uno mismo, lo que se consigue de muchas formas: cuando te entregas a los demás, cuando haces las cosas con el máximo cariño, o cuando verdaderamente vives con Dios, fuera del pecado».

Reconoce que Jesucristo ha sido el primero que le ha amado y le ha acompañado durante su vida, incluso durante los trayectos más oscuros: «Sé que desde que vine a este mundo, Él me ha acompañado, y que de manera particular en momentos muy complicados, muy difíciles, he tenido siempre su protección, su guía, su luz, y eso es lo que verdaderamente me hace estar tranquilo». 

Subraya que los jugadores más felices, según su experiencia, son aquellos que se involucran en proyectos sociales entregando lo mejor de ellos mismos: «hay aspectos muy personales, poco conocidos o poco resaltados por la Prensa, que implican un compromiso social por su parte». 

Me sorprende, además, esa humildad de los hombres grandes que aceptan sus errores. Juan Ramón es de éstos. No acepta únicamente sus caídas. Pide perdón a Dios y se levanta de nuevo porque «me dará Su luz para poder cambiar esa vía por la que iba mal». 

Concluye invitando a la juventud del presente a marcarse objetivos altos, buscando ser luz para los demás.

Como se ve, detrás de un entrenador tan famoso, se esconde un corazón gigante, magnánimo. La entrega, el amor y la humildad de los grandes personajes son la clave de su triunfo. Si es así, espero que tu corazón también te haga triunfar en la vida. 

Con datos de La Razón, 1 de marzo de 2006