Deporte con fe

Autor: Antonio Aldrette

Fuente: Buenas Noticias

 

 

Después de haber ganado la medalla de oro en decatlón, en el sudamericano de atletismo, Jorge Naranjo ya es llamado por la prensa chilena el nuevo “súper hombre”. Originario de Santiago, estudia Ingeniería en la Universidad Andrés Bello y ya se alista para asistir a los juegos olímpicos de Beijin 2008.

Los éxitos y los halagos no impiden que nuestro decatleta de 23 años exprese: «Ninguno de los logros que he obtenido habrían sido posibles sin la ayuda de Dios», pues para él la fe cristiana y el deporte van tomados de la mano. Ser cristiano «no es una chaqueta que te quitas en determinados momentos, y que luego te pones. ¡Somos cristianos siempre!» Incluso en la pista.

Como todo en la vida, Jorge es consciente que las dificultades preceden siempre la conquista de grandes metas. El mismo recuerda que no todo ha sido gloria y éxito. Para lograr el triunfo debió pasar por momentos difíciles: «Los años 2002, 2003 y 2004 fueron horribles, en lo que se refiere a resultados deportivos, pues no tuve ninguna figuración internacional» y reconoce sencillamente que «le pedía mucho a Dios, diciéndole que estaba entregándome por completo y que Él me ayudara».

Jorge pertenece a la comunidad juvenil de la parroquia del La Anunciación de Providencia, a la cual acude todos los domingos por la tarde. “Tequila” -como le dicen de cariño sus amigos- ha aprendido a ver la presencia de Dios en su vida y en el mismo deporte. Percibe cómo Dios lo acompaña en todas las competencias: «Siento que Dios es mi fuerza para seguir adelante».

Su familia ha sido un gran apoyo siempre, al igual que su grupo parroquial. Además, Jorge tiene un director espiritual, el P. Juan Andrés Peretiatkovicz, quien «me ha ayudado mucho a descubrir la presencia de Dios en el día a día». Ahora su vida tiene otra perspectiva, pues reconoce que «en todo lo que hago estoy completamente entregado a la voluntad de Dios».

Obviamente “Tequila” es consciente de que no todo el trabajo tiene que dejárselo a Dios, por ello se entrena duro y con constancia. «Necesito estar a un nivel mucho más alto, más entrenamiento, más infraestructura y médicos que no están en Chile» pues hay que trabajar como si todo dependiere de nosotros y rezar como si todo dependiera de Dios.

Aunque no espera vivir del deporte, pues piensa terminar la carrera, quiere dar la batalla en Beijin y además dedicarle a Dios todo su esfuerzo deportivo: «le voy a dar a Dios el gusto de ganar alguna medalla por Él en estos juegos olímpicos». La fe es ese plus en la vida de Jorge, que lo ayuda e impulsa a seguir adelante. Haciendo de sus entrenamientos y competencias “una oración”.