Liturgia Viva - 9

Autor: Padre Antonio Sanz cmf 

 

 

Liturgia de la Palabra 

Uno de los mayores logros de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II ha sido recuperar la verdadera Liturgia de la Palabra en la Misa. Está constituida, los domingos y fiestas, por una 1ª lectura, un Salmo responsorial, una 2ª lectura, el Aleluya o aclamación antes del Evangelio y el Evangelio. (También pertenecen, a este momento celebrativo, cuando se realizan: La breve monición a las lecturas, Homilía, Credo y Preces).

Una vez que se conoce esto,

¿se puede decir algo más que sea interesante y práctico?

Sí, y mucho, como iremos viendo sucesivamente.

Lo más importante es la proclamación de los textos bíblicos con el canto o recitado del salmo responsorial que se intercala.

A veces (no siempre) una brevísima monición a las lecturas puede ser muy oportuna. Pensemos en quien llega a la celebración; no tiene idea de lo que se le va a decir ni sabe a qué viene aquello que escucha (¡si es que lo oye bien!). Unas palabras bien pensadas y breves les sitúan ante el menú espiritual que la Iglesia les ofrece este domingo. El Evangelio lo necesita menos porque es más conocido y sencillo, pero, si se hace, debe hacerse antes del Aleluya, ya que éste va inseparablemente unido al Evangelio expresando el gozo de entrar a escuchar la Palabra del Señor Jesús.

Si se realizan bien, es decir “breves y apropiadas, como dice la Introducción al Leccionario (n. 15), no serán un doblaje de la homilía.

Por motivos evidentes, si se hace monición, no debe hacerla el mismo que proclama la lectura, y nunca debe hacerse desde el ambón, que se reserva para la Palabra de Dios.

liturgiaviva@gmail.com. 

Gracias por haber leído este mensaje.

Antonio Sanz, cmf


 

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