La educación es otra cosa

Autor: Ángel Gutiérrez Sanz

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La gigantesca manifestación (12-XI_2005), en contra de la (LOE) Ley Orgánica de Educación la más grande que se conoce, se habla de casi dos millones de participantes , en la que ni siquiera faltaron algunos obispos, al final va a servir de algo, cuando menos para que la gente abra los ojos y comience a darse cuenta que la educación en España está pasando por unas horas bajas, aunque poco más cabe esperar. El planteamiento de un adecuado y profundo reajuste en el sistema educativo español está todavía por llegar. 

No me parece mal que se diga que hay que elevar el nivel de enseñanza y que vuelvan los suspensos con el riesgo de repetir curso. Celebro que se vaya tomando conciencia de que tanta permisividad es mala, me alegra que comencemos a darnos cuenta todos de que sin disciplina en las aulas es imposible cualquier aprendizaje. Me complace en fin que se trate de potenciar la autoridad del director y de los profesores, para mejorar así las condiciones de la enseñanza. ¿Cómo no estar de acuerdo con todo ello, si quienes entregados a la enseñanza hemos ido viendo, durante los últimos años, que nuestros esfuerzos han sido estériles en pro de una causa perdida?

Sí, estas medidas se hacen necesarias. Lo que sucede es que todas ellas y muchas más, aún siendo necesarias son a todas luces insuficientes, no pasan de ser unos parches aplicados a un edificio en ruinas, en un momento en que lo que está haciendo falta es una visión clara en su conjunto de lo que debe ser la educación integral de la persona, tanto en su dimensión instructiva como formativa y naturalmente está haciendo falta también la voluntad política de llevarla a cabo. De lo que se trata es de una reestructuración en profundidad, tal como la realidad educativa española exigía en estos momentos. Ya sé que esto es pedir mucho; pero cuando menos habrá que reconocer que lo razonable es que eso de las reformas educativas es un asunto que debiera competir no a los políticos, sino a aquellos profesores y pedagogos que saben lo que debe ser la escuela y conocen también lo que está pasando por dentro de las aulas.

Una vez más los intereses políticos están incidido negativamente en la educación, por ello, uno no puede ser optimista. El tema de la educación en España sigue siendo una asignatura pendiente y previsiblemente lo habrá de seguir siendo durante mucho tiempo. Son imprescindibles los conocimientos técnicos para poder hacer frente a las necesidades y exigencias de la vida moderna, imprescindibles también para poder competir en el mundo laboral ; pero esto no debiera hacernos olvidar que los saberes humanísticos también son necesarios. Voy a decir más, para mí, la educación va más allá incluso de los aberes. Bien está que los escolares se familiaricen con el Lenguaje, de la Filosofía, las Humanidades, las Ciencias, las Técnicas...., pero a la educación hay que pedirla algo más ha de enseñarnos también a ser personas.

En la mentalidad de hace no tanto tiempo, en la que mayoría de nuestra generación se educó, la escuela era un lugar donde, según la expresión popular, los muchachos iban para hacerse unos hombres; hoy lo que se busca en la escuela es aprender unos conocimientos, técnicas o habilidades para poder triunfar en una sociedad competitiva. En el mejor de los casos, existe una preocupación por parte de los gobernantes en hacer de los escolares unos buenos ciudadanos, unos buenos demócratas adeptos al sistema, o dicho de otra forma, de lo que se trata es de poner la educación al servicio de la política, cuando lo correcto sería poner la política al servicio de la persona. Nos hemos olvidado que lo primero es ser persona y que sin ello no puede haber buenos ciudadanos ni buenos profesionales.

Por ello es urgente recuperar el sentido humanista que la educación tuvo en otros tiempos. Hoy más que nunca estamos precisamos de ese sentido profundo de la existencia, hasta llegar a sentir la necesidad de interrogarse por esas cuestiones que, de una forma o de otra, estuvieron presentes en los humanismos de todos los tiempos. ¿Qué he de saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?..... Si los políticos no toman en serio estas cuestiones ¿cómo los demás vamos a tomar en serio a los políticos? 

Me pregunto ¿será posible algún día rescatar la Escuela de la instrumentalización política? El legislador educativo debería estar convencido de que la persona es lo que en esencia ha de buscar la educación, debería saber también que a ser persona se llega a través del encuentro con uno mismo y con los demás en el marco de un horizonte enriquecedor de trascendencia. Hoy en tiempos de crisis, vacíos de idealismos humanista y plagados de tecnicismo. Hubiera sido hermoso contar con un proyecto educativo que apostara por el hombre y por la presencia del espíritu en un mundo materializado.