Un lirio y una azucena

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

Web: Poesía religiosa y mística cristiana         

 

En un invierno epocal 
como el mundo no había visto, 
floreció el jardín de Cristo 
con aire primaveral. 

Un lirio y una azucena 
que son la luz de sus ojos 
se consagran como esposos 
del que bendice su tierra. 

Junto al árbol de la vida, 
de la cruz de la victoria, 
un nuevo edén en la historia 
florece con alegría. 

Del costado del Cordero 
por Amor crucificado 
nace un pueblo renovado 
que está a los pies de un madero. 

Se llaman Francisco y Clara 
y son dos almas selectas 
que recuperan las metas 
que la humanidad buscaba. 

Como arquetipos vitales 
de frescura y savia nueva 
brotan en su primavera 
los anhelos primordiales. 

Esos suspiros profundos 
contenidos en el pecho, 
los sueños insatisfechos 
de salvación para el mundo. 

Clara y Francisco nos muestran 
cómo en las crisis profundas 
la gracia de Dios abunda 
y los que buscan la encuentran. 

Las crisis nos purifican 
en el crisol de la vida 
cuando lo esencial se olvida 
y el alma en vano se agita. 

Son momentos especiales 
para reencontrar el rumbo 
y buscar en lo profundo 
los divinos manantiales. 

Para sacar agua fresca 
del aljibe de la vida, 
del pozo en el que, escondida, 
un agua viva refresca. 

En el invierno del hombre, 
Dios es calor que ilumina, 
es luz del que peregrina 
y la voz que le responde. 

Clara y Francisco nos muestran 
el mundo en el que encontrarlo, 
nos enseñan a adorarlo 
y a su casa nos acercan