Una amapola crecida

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Una amapola crecida
sobre una roca en el río,
corre a su lado la vida
y el Sol en ella hizo un nido.

Se quedó en su transparencia
y en sus pétalos dormidos,
se ruborizó en la esencia
de un Amor puro y sufrido.

La envolvió en sus rayos tiernos
y la protegió del frío,
y encerró en ella un misterio
que enciende su colorido.

La besa cada mañana,
cuando el mundo está dormido,
resplandeciendo en el alma
de las perlas del rocío.

Por la tarde se despide
sin entregarla al olvido
porque se queda en la luna
que refleja su cariño.

La noche la encuentra intacta
y es el silencio su abrigo,
las estrellas acompañan
su soledad con su brillo.

Le reza al sol la amapola
porque de Amor está herido
y le dice que lo espera
por la mañana, en el río.