Será el cielo como un bosque

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Será el cielo como un bosque
de paraísos dorados,
como abetos encendidos
y en fuego de sol bañados,
un bosque de Amor plantado
por las manos de mi Amado.

El bosque será frescura
y sosiego inusitado,
su sombra será ternura,
su corazón de manzano,
su reflejo la bravura
del martirio consumado.

Los cedros serán columnas
en un mundo restaurado,
de robles será su trono
y el Cordero coronado
de orquídeas de Amor y luna
en el sol transfigurado.

Enredaderas de malva,
de jazmín y de geranios
tejerán la capa augusta
que el lirio lleva por manto,
enjoyada de dulzura
de nácar, de acacia y nardos.

El monte será de almendros
y cerezos perfumados,
el azahar flota en el viento
penetrado de naranjos
y el olivar será un cielo
verde azul huracanado.

A los pies del trono eterno:
ríos, valles, lagos, prados,
un jardín de tulipanes
de azul y rojo encarnado
blancos, lilas, amarillos,
purpúreos y anaranjados.

Canteros de pensamientos,
de azaleas y geranios,
de prímulas color siena
y rosas color topacio,
alelíes de zafiro
y jacintos encantados.

En el coro los jilgueros
sin reposo y sin cansancio
cantan su amor al Cordero
con ruiseñores dorados
entre alondras y calandrias,
cardenales y canarios.

Hay cóndores en el cielo
entre gaviotas y albatros,
mil gorriones mañaneros,
palomas, cisnes y patos,
golondrinas azul negro,
colibríes coloreados.

Un arco iris envuelve
el infinito enmarcado
en la luz que se desprende
del trono en cristal tallado
y es catedral sin paredes
el mundo resucitado.

Allí los ángeles sienten
que el Amor se ha consumado,
los mártires combatientes
en laureles coronados,
las vírgenes vencedoras
llevan palmas en sus manos.

Y me conmueven los niños
son millones sin contarlos,
son un mar de girasoles
sonriendo al sol alumbrado
los que el Amor poderoso
de la muerte ha rescatado.

Todo es canto, todo es fiesta,
todo es Amor consumado,
todo alegría sincera, 
plenitud de Amor donado,
todo banquete de bodas
en Amor resucitado.

Son las bodas del Cordero
con la Esposa que ha salvado,
no falta nadie a la fiesta
y el mundo reconciliado
forma un coro de alabanzas:
Serafines incendiados.

Yo lo veo y mi lamento
de espera y Amor bordado
es anhelo de azul cielo,
de vuelos entrelazados
entre azucenas de nube
y lirios enamorados.