Santa María

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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La noche ya se alejaba
la luna palidecía
y la mañana se abría
con su luz potente y clara.

Una noche de plegaria
de oración pura y sentida
en que Francisco vivía
la presencia trinitaria.

El alba clara se alzaba
y el horizonte encendía
el lucero que en la noche
su corazón conmovía.

Tenía el lucero un nombre
que al alba resplandecía,
era una estrella brillante
que se llamaba María.

Acompañaba sus noches
y sus horas de vigilia
bendecía sus silencios
la devoción en que ardía.

La madre de las estrellas
de la luz que era su guía
una joya en aquel cielo
que el corazón consumía.

La madre de la alabanza
de su paz y su alegría
la fuente de su esperanza
y su nombre era María.

Encendía su confianza
y el camino recorría
cimentaba la templanza
y su ilusión encendía.

Y en el alba aún estaba
esperando la venida
del sol que la acariciaba
con su calor y energía.

en los ojos de Francisco
la joya resplandecía
pues en el alma engarzada
la Madre de Dios tenía.

Y al final de su alabanza
que en el alba concluía
con el saludo a la Virgen
su corazón se ofrecía.