Rezar de cara al Sol es alabarte

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Rezar de cara al Sol es alabarte
en la luz maravillosa de tu día,
es sentir en el cuerpo la alegría
que trata, en la mañana, de exaltarte.

Es quedar cegado en tu presencia
y verte con el alma envuelta en llamas,
fundirse con el sol de la mañana
y en su calor y luz glorificarte.

Es adorarte cuando surges del Oriente
disolviendo los restos de la noche,
sentir tu bendición como el desborde
del Amor que en el corazón se enciende.

Orar de cara al sol es simplemente
orientar la vida en tu presencia,
sentir la nostalgia de tu ausencia
y encender la esperanza en el poniente.

Tú eres, Señor, el Sol que da la vida
y enciende en mis ojos la alborada,
el que mi corazón con sus rayos calentaba,
el alba, al terminar la noche fría.

Tú eres la luz del Padre que proclama
al mundo entero su soberanía,
en su calor el Espíritu nos guía
por el desierto camino hacia su casa.

Tú eres la luz que enciende el colorido
del mundo arrancado de la noche,
se ha vuelto un paraíso de colores
que ahora canta al Sol agradecido.

Y con él mi canto en tu presencia
es la voz que te alaba en esta hora
y te proclama como nueva aurora
que envuelve, con su manto, mi conciencia.