Regreso del exilio

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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No temas pueblo mío contemplando
las ruinas de la ciudad abandonada;
no desesperes que la tierra devastada
en el esposo fiel tiene su encanto.

No añores a los señores de este mundo
que te pusieron cadenas en las manos,
que saciaron tu sed con vino amargo
y te dieron como pan la hiel y el yugo.

Yo abro tus ojos a la esperanza nueva,
quiero que brille en tus pupilas mi esperanza,
que tu pecho se ensanche en la alabanza
porque lecho de amor será tu tierra.

Yo llenaré tus valles de trigales
y el agua brotará del vientre seco
como un río caudaloso en el desierto
tus colinas tupidas de bosques y frutales.

Yo te declaro mi amor, esposa mía
en medio de azahares y jazmines,
quiero rodearte de hermosos serafines
para custodiar tu corazón con valentía.

Será tan seductor el canto suave
con el que uniré tus entrañas con las mías
que ya no buscarás amor en las ortigas
y el soplo de mi viento fecundará tus mares.

Seremos uno solo "ciudad de mi alegría',
resplandecerá mi luz sobre tus montes,
irradiarás mi gracia al horizonte,
proclamarás mi dicha con tu vida.

Yo seré tu fuerza y tu mi gozo;
yo seré tu amor y tu mi amada,
perfumaré tus flores, fiel morada,
tú serás mi deleite y yo tu esposo.