¡Qué lindo en la mañana levantarse con vos! 

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

Web: Poesía religiosa y mística cristiana

 


¡Qué lindo en la mañana levantarse con vos! 
Saber que estaremos juntos todo el día, 
que daremos un paseo por el lago, 
que caminaremos el jardín de la alegría, 
que el tiempo se detendrá para los dos. 

Qué lindo sentirte cerca en la mañana, 
una presencia distinta, una frescura reposada, 
estrenar el día percibiendo tu aliento de ciprés alado, 
el ansia de los amores en la noche sosegada 
acariciando un abeto esmeralda en la ventana. 

¡Cuán dulce en mis oídos el jilguero que te alaba! 
La orquesta sinfónica de un parque que se alegra. 
Se durmieron los grillos y las alondras me despiertan 
para volar con ellas tu cielo, para cruzar la tierra 
y experimentar la libertad del amor que me regalas. 

Qué rico el perfume de tus ojos esperanza, 
del sendero que surge cuando me miras el alma, 
una pradera de trébol, un océano de alfalfa 
meciéndose al ritmo del amor que la acaricia sin tocarla. 
El mar profundo y verde claro del que surge la confianza. 

Qué suave respirarte en la simplicidad del aire que me envuelve, 
en la fragilidad que la noche dejó sobre las plantas, 
en las violetas rojas, en las rosas azules, en las azaleas blancas. 
Lo inundas todo sin decirme nada. 
Bebiendo tu presencia nueva y empapado de tus ojos te devuelvo la mirada. 

¡Qué dulce intimidad! ¡Cuánta frescura! 
Estar un rato juntos y que se vaya el tiempo. 
Charlar de nuestras cosas, jugar con la mirada o con un verso. 
Enhebrar nuestras almas en el perfume del aliento. 
Las palabras suaves, tibias y esenciales sobre el terciopelo del momento. 

Y cuando sale el sol tu mirar se vuelve ámbar cristalino, 
La miel se ha vuelto luz derramándose en los árboles erguidos, 
fundiendo su dulzura de néctar con las flores de los tilos. 
Todo es aroma de tu ser y tu ser la luz que me ha invadido. 
Reposo en tu mirar, contemplo en el silencio, en ámbar suspendido.