Por que espero
Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv
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Esperar. ¡Sí!
Siempre esperar.
Como la Luna espera el alba
serenada en frescura de rocío.
Como la tarde las estrellas
sumergida en el misterio del ocaso.
Como las aves su sol
para volar su vuelo,
para cantar su canto,
para soñar sus sueños.
Esperar. ¡Sí!
Esperar como la tierra
la lluvia que la empape.
Esperar como el mar o el lago
la llegada de los ríos
Trayendo su mensaje.
Ese mensaje lejano y esperado;
mensaje que es presencia de un pasado.
Esperar siempre.
Esperar como el ceibo
la fuerza necesaria
para extender sus manos
protectoras e implorantes.
Sus ramas hechas para cobijar.
Esperar como él espera
que reviente su grandeza
en la fragilidad de sus flores.
Esperar ese fruto inútil y bello.
Bello como mucho de lo inútil.
Inútil como todo lo Bello.
Esperar. ¡Sí!
Esperar como se espera cada primavera
en la noche del invierno.
Esperar como espera la Vida
que, sin detenerse,
sin embargo espera.
Esperar como la madre el hijo,
ansiosa y con paciencia.
Esperar como el hombre la cosecha.
¡Esperar!
¡Sí!
Como Tú esperas.
Tu eres el dueño del tiempo
y sin embargo esperas.
Tú, que nos conoces
que nos ves, que nos sondeas.
Tú que ves el corazón
y por eso nos esperas.
Tú, que sabes esperar
porque confías.
Tú, que sabes confiar
porque nos guías
y quieres ver crecer
en cada hijo
los frutos de la vida.
¡Esperar, Señor!
Esperar como Tu ...
¡Si yo pudiera! ...
Esperar el día,
la noche y la mañana.
Esperar la luz en la tiniebla.
Esperar la vida en medio de la muerte,
esperar a cada hermano
y esperarme a mí.
Esperar. ¡Sí!
Esperar tu paso, Señor.
Esperarte cada día
porque el encuentro final, Señor,
está presente y ya se vive
en cada espera.
Porque esperar es
hacer vivir el mañana
en el hoy
y el hoy en el mañana.
Porque esperar
es vivir el futuro en el presente
y gustar aún
lo que no llega.
¡ESPERAR!
¡Sí!
Esperar que estalle el Reino
siempre nuevo
en tu Primavera.