Pensando que era un árbol...

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Pensando que era un árbol transplantado
padecí inútilmente mi destino,
me dolieron las raíces arrancadas sin aviso,
las ramas desgajadas, los frutos abortados.

Me equivoqué de imagen, sufrí mi desatino
y pagué con el dolor los soles nuevos
cuando pensaba en cipreses o en almendros,
cuando soñaba las castañas o los pinos.

Y en una tarde de malva y primavera
tu luz me reveló con una imagen
mi vocación para el mundo y al dejarme
más allá de los abetos, vi tu iglesia.

Un camalote en el río de la vida
enraizado en tu Amor y no en la tierra,
embebido de sol y luna llena
navegando el mar de tu alegría.

Un camalote simple en la bahía
en los recodos del sol, en la rivera,
navegando solitario o en cadena
alegrando el paisaje con su vida.

Sin ramas portentosas, sin madera,
sin frutos de abundancia o de dulzura,
simplemente al sol ofreciendo la ternura
embebida en el Amor que lo sustenta.

Un camalote simple en pretensiones
ofreciendo sus flores blancas o azuladas
en los reflejos de la luna perfumadas
y abiertas a tu sol sus emociones.

Sus raíces libres y empapadas
en la frescura pura de tus aguas,
alimentadas de Ti y en Ti preñadas
del gusto de tu vos y tu Palabra.


Un camalote al viento mecido por tu gracia
y acariciado en las olas del encuentro
el croar de las ranas, su lamento
y en su piel la luna llena se derrama.

Un camalote en paz y el río inquieto
más allá de las lluvias y tormentas,
más allá de los rayos que amedrentan
por debajo de los truenos y del viento.

Insignificante, en tu simplicidad pacificado
reconciliado con los robles y su altura
y ofreciendo simplemente la hermosura
en que tu brisa de Amor lo ha transformado.

Simplemente un camalote entre tus aguas
y la vida que devana su madeja,
una corriente de ilusión que se asemeja
al canto de las sirenas en las playas.

Un canto que lo lleva mar adentro,
un canto cautivante, enamorado
y el camalote navega ilusionado
por un camino de nostalgia y de recuerdos.

Recordando tu amor le salen alas
para volar su pensamiento hacia tu encuentro
mientras el viaje hacia tu canto se hace lento
y en sus raíces libres arraiga la esperanza.

Tan pequeño y su fe asida al viento
n sus hojas verdea la confianza,
sus flores sin de luz y de alabanza
su caridad es deseo y sentimiento.

De noche las estrellas lo acompañan
y la luna lo llena de tus besos,
en sus rayos lo acuna su reflejo
y susurra una canción en sus entrañas.

De día es el sol el que lo baña
en el color de la vida y su belleza,
en medio del mar experimenta tu grandeza
y su pequeñez se hace canto de alabanza.
Simplemente camalote me has creado
Para que en la debilidad se muestre tu grandeza,
Insignificante resplandor de la belleza
Y en su sencillez, un canto enamorado.