Otoño tibio

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

Web:

 

El rubor del Otoño
iba llegando
y encendía tibiamente
el bosque alado
de mis sueños.

Los álamos plateados
ondulantes a los lejos,
brillaban de esperanza
frondosa y verde puro,
como el agua cristalina
en la fuente profunda
de mis sentimientos.

Enrojecían sus mejillas
los castaños viejos,
pétalos etéreos
en el terciopelo suave
de mis versos.

Un divino pensamiento
se enredaba
entre las ramas perfumadas
de un abeto
y como una ardilla,
entrelazada de misterio,
buscaba su alimento.

Un roble de verdades,
en terracota y bermellón,
mostraba el cielo,
mientras se caían
de sus sienes ocres
los fugaces silogismos
del conocimiento.

Como un caqui maduro
se ruborizaba
el corazón del bosque
que en mi pecho
saboreaba la certeza dulce
del encuentro.

Y un antílope dorado
con cuernos de rubíes
y hocico de miel,
con patas de incienso,
de mirada fiel,
entre los cerezos
de lamento suave,
paseaba su sed.