Niño frágil
La fragilidad del universo en un pesebre;
el fragor de un volcán entre pañales;
escondida en sus ojos la furia de los mares
y el resplandor de la nieve entre sus dientes.
El canto de las estrellas en sus ojos, un balido
de corderito inocente y puro que enternece,
y al despertar, la aurora del mundo se estremece
porque escucha el palpitar de Dios en sus latidos.
Se ha escondido en lienzos de pergamino suave
la Palabra que da vida al hombre muerto,
un oasis de luz en el inhóspito desierto
donde se puede beber paz hasta saciarse.
El Espíritu que raudo entre las aguas primordiales
aleteaba arrancando del sino a las criaturas,
se esconde ahora en el aliento lleno de ternura
de un retoño frágil en los brazos de su madre.
El Verbo, que desde más allá del tiempo nos amaba
se hace historia de clamores y de sangre,
respuesta fiel, amor, pobreza, exilio y hambre
y al final una cruz apuñalando la montaña.
Al margen del poder de los que cuentan,
por vos y por mí Dios se ha hecho hombre
para ser El Señor de nuestra historia y en su Nombre
ofrecernos la verdad del Amor que nos libera.