Los abedules y los pinos...

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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La inmensidad de los bosques infinitos
por abedules blancos y desnudos custodiados;
en el fondo verde oscuro de los abetos recostados
entrelazando sus ramas en un cielo de zafiro.

Una esbeltez privada de pasajeras alegrías,
adornada en el nácar níveo del invierno que se aleja.
Sus troncos elegantes que encarnan la nobleza
envueltos en el velo delicado que concluye el día.

Contrasta el verde profundo que, cercano,
envuelve protector su mundo frágil,
la corteza enrojecida de su piel de ángel,
la robustez frondosa de un amor arcano.

Casi nupciales, erguidos, esenciales y delgados,
sus finas ramas esperando las yemas de la vida,
los brotes del amor que en la savia hierven y palpitan
e irrumpirán como la ofrenda de un enamorado.

Celebrará el sol las bodas en el bosque del encanto,
bendecirá con su luz la nieve que se funde con el lago,
el hielo se hará río y el río torrente ilusionado
y la raíz del bosque beberá de un sol vuelto arroyo enamorado.

El sol que se resiste a dormirse con el beso
de un horizonte ruborizado en nubes de cariño,
las aves que se despiden volando a su destino
y el bosque en que se besan los abedules y los pinos.

Es casi de noche y el verde se unifica en las sombras con el blanco;
abedules y pinos se confunden en el roce de sus manos;
se tocan con sus dedos, se acarician en el viento serenado,
se fecundan en el aire de un encuentro perfumado.

Se dormirán juntos y la luna, en rocío penetrando,
impregnará de inocencia la magia de sus cuerpos abrazados;
los teñirá de plata, los vestirá de seda con su paso,
consagrará la unión de los que, juntos, la vida se han donado.

Una tarde de primavera rusa que se esconde
en el silencio de las praderas desoladas,
el cielo recostado en las cúpulas doradas
de un monasterio solitario y de sus monjes.

Y yo devano mi vida en un viaje hacia mi mismo,
hacia la promesa que me hiciste aquella noche;
contemplo el sol, que en su fuego se funde con el bosque,
y en el tren de las promesas, hacia tu encuentro, me deslizo.