Lázaro, tu amigo 

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

Web: Poesía religiosa y mística cristiana

 

Cuatro días de sepulcro, faltabas Tú.
Agonía, muerte, llanto, oscuridad.
La puerta de la tumba que se cierra, soledad.
Se desvanece la esperanza, ya no hay luz.

El olor de la ausencia, ácido, penetrante, nauseabundo,
envuelve el espacio clausurado y sumergido,
los ojos ya no brillan, el cuerpo entumecido.
¿Dónde está el Amor que me arranque de un abismo tan profundo?

¡En tu presencia, esto no habría sucedido!
Dijeron las lágrimas, el perfume de sus ojos.
Tu amigo ya no está, ya no come con nosotros.
El que amas está muerto, cuatro días, ha partido.

Sólo el Amor podrá arrancarlo de la muerte,
liberarlo de las cadenas del abismo,
del hueco negro, solitario y frío,
del lugar de los muertos que no tienen ojos para verte.

Sólo tu Amor podrá liberarlo de las garras del destino.
Si Tú hubieras estado, nunca se habría ido.
Maestro, ¿Porqué lloras? ¿Tienes acaso el corazón partido,
herido de amor y de dolor por la ausencia de tu amigo?

Sólo tu Amor puede arrancarnos de la muerte.
Sólo tu corazón anegado en lágrimas de amigo.
Sólo tu voz que clama al Padre con un grito.
Sólo su súplica confiada, sólo tu Espíritu.

Y fue el milagro, la voz entrañable de un amigo,
la potencia de un Amor más allá del tiempo en que vivimos.
Y el Amor se hizo milagro, Lázaro regresa al mundo de los vivos.
Tu Amor lo rescató, tu mirada lo hizo nuevo, estaba redimido.

Tus lágrimas fecundaron el sepulcro del olvido,
regaron l estepa y el páramo se vuelve paraíso.
Nos enseñaste a llorar por quien amamos y perdimos.
La esperanza es más fuerte, el Amor que arranca del abismo.

Creo Señor que tu Amor resucitado se hace Espíritu,
que no hace falta esperar para resucitar contigo,
que en tu mirada me envuelve la vida de un Amigo,
que Tú me rescataste de la muerte, del abismo, del olvido.