La música de Francisco

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

Web: Poesía religiosa y mística cristiana

 

Sonó una lira en el bosque
que se llamaba Francisco,
su corazón: un acorde
enamorado de Cristo.

Suena un violín en la noche
en una orquesta de grillos,
es Francisco que responde
cuando el mundo está dormido.

Los árboles lo recogen
en sus ramas, convertido,
en pájaro humilde y pobre
en búsqueda de su nido.

Vuela en el cielo Francisco
como un cometa perdido,
persigue al sol en su ocaso,
su corazón está herido.

El cielo es la partitura
de su música encantada
y escribe en él su locura
como notas en el alma.

Él es cuerda y melodía
que brota de las entrañas,
su corazón sinfonía
de un cielo que lo reclama.

Suena un violín en la noche
y Francisco entrega el alma
suspendida en un acorde
en que la luna se embriaga.

El silencio lo rescata
preñado de Amor divino
y en la noche se levanta
enamorado en los grillos.

No canta sólo Francisco,
el bosque se ha convertido
en un coro de belleza
buscando el cielo perdido.

Y en su música, Francisco,
lo conduce al Amor vivo
que se ha anidado en su alma
y lo mantiene cautivo.

Suena una lira en el bosque
que Francisco ha convertido
en un templo hecho de robles
con un techo de zafiro.

Y en el altar un jilguero
con el corazón herido
ofrece su Amor al cielo
con la mirada de un niño.