Hay un niñito escondido...

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Hay un niñito escondido
en un pesebre cercano,
por nosotros ha nacido
con el sol entre sus manos.

Un lucero se ha encendido
en un cofre de alabastro,
su luz ilumina el mundo
más brillante que los astros.

El mismo la luz produce
con sus ojos incendiados
en Espíritu de vida
en fuego de Amor donado.

Juega el niño con un cáliz
que los reyes regalaron,
tallado en ébano y nácar
con rubíes engarzados.

Come pan de trigo fresco,
pan de pureza entregado,
tan puro como su cuerpo,
tan blanco como sus manos.

Una cruz cuelga en su pecho
en oro purificado,
se la trajeron los reyes,
el Padre se la ha mandado.

En su frente una corona
de zafiros y topacio,
de sus sienes cuelgan perlas
de mares inexplorados.

Su cabello como el viento
sutil y fresco en verano
tiene un aroma de olivo
y de trigo cosechado.

En sus dedos tiene anillos,
son de planetas lejanos,
los encontraron los reyes
en una luna enterrados.

Tiene pies de caminante
piernecitas de venado,
sus tobillos tienen alas
y está herido en su costado.

Él vino a salvar el mundo
de la guerra y del pecado.
Él vino a vencer la muerte
muriendo y resucitando.

A decirnos que hay un Padre
y en cielo lo adoramos
y que este Padre nos quiere
en su Hijo transformados.

Trae Espíritu de vida
como un torrente entregado
para inundar todo el mundo
y en su Amor transfigurarlo.

Su regalo de bautismo
fue un desierto transformado
en paraíso escondido
y huerto reconciliado.

Jugaba con los leones
sobre un jaguar recostado,
una osa lo acunaba
y un lobo besa sus manos.

Un cóndor agradecido
desde su altura ha bajado
para rendirle homenaje
al sol del cielo encarnado.

En sus labios ya se escucha
la voz que el trueno ha forjado,
la Palabra del Misterio
en su cuerpo revelado.

Por mi Padre he sido enviado
a traerles la noticia,
a los pobres desolados
la Alianza de la justicia.

Libertad a los cautivos
y a los vencidos victoria,
consuelo a los afligidos
y a los que han muerto mi gloria.

Ofrece el año de gracia
el Señor Dios de la historia,
para renovar su casa
y manifestar su gloria.