El éremo de Francisco
Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv
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Mora un alma de ermitaño
en un cuerpo que en camino,
hizo de Dios su destino
y que siente al mundo extraño.
Es el alma de Francisco
conversando con su Amado,
todo su ser dedicado
a la adoración del Cristo.
Sellados van los sentidos
al mundo que los provoca
pues en su templo se invoca
al Padre dios con gemidos.
Y cuando, al Sol, las ventanas,
abre el éremo en su idilio,
se llena de colorido
su presencia soberana.
Ora Francisco en camino
como ermitaño perfecto,
sólo en Dios está su afecto
concentrado y conmovido.
Y si habla con las alondras
para invitarlas al canto,
conmovido rompe en llanto
cuando en su cantar lo nombran.
El Dios que contempla dentro
pasea en su paraíso
y se vuelve encontradizo
transparentado en misterio.
Y es por eso que lo encuentra
reflejado en la belleza
en que la naturaleza,
hecha por Él, se alimenta.