Cuando me llenas los pulmones

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Cuando me llenas los pulmones
con la frescura de una mañana nueva,
si despierto entre canciones
al alba de ternura de tu primavera,
Yo te alabo.

Si escucho el místico suspiro enamorado
en el parque de las amapolas y las lilas,
si puedo abrir mis ojos al amor ilusionado
y descubrir de mañana el camino que caminas...
Yo te alabo.

Si el cielo azul me despierta de la ilusión dormida
y el canto de las aves es coro de alabanza,
si los árboles se encienden y a Ti sus brazos se levantan,
si la noche me ha dejado en las puertas de la luz y de la vida:
Yo te alabo.

Cuando las flores ofrecen su piel al sol que me acaricia
y en el toque de sus dedos las deja vestidas de hermosura,
si el exorcismo del amor derrota para siempre la malicia
y su vestido es un manto de ternura:
Yo te alabo.

Si la ciudad despierta y sus voces descubren la tuya que a lo lejos
me invita a incorporarme al mundo en su trabajo,
si el rumor de los motores de tu infinita energía es un reflejo
y en el canto de las sirenas en el asfalto yo te canto:
Yo te alabo.

Porque una vez más me despiertas a la vida y a la dicha
de contemplar con los ojos que me diste tu belleza,
de admirar en el toque de tus manos tu Amor y tu grandeza,
de engrandecerme en tu Amor y unirme al universo que te admira:
Yo te alabo.





Por un día nuevo para llevar la luz de tu Palabra
en los rayos del sol de la mañana confundida,
por la oportunidad de ser mensaje de vida nueva y esperanza,
por conocer la Pascua del Amor y su alegría:
Yo te alabo.

Por el Evangelio que se anuncia en las comunidades en que habitas,
por la fuerza con que tu Espíritu las mueve con su vida,
por la alabanza que amanece y se levanta, por su algarabía,
por el corazón que te contempla enamorado, en que palpitas:
Yo te alabo.

Te alabo por el sol, por la luz y por el cielo,
por las aves, su canto cristalino y por su vuelo,
por el parque, sus flores los árboles y el viento,
por el trote de los caballos blancos y el ladrido de los perros.

Por el correr del río, por los arroyos por el agua pura y limpia,
por las piedras de su lecho y el sauce en sus orillas,
por las nubes en el cielo que te admiran y me gritan
que estás vivo y presente en la creación y el alma que inhabitas.