Cuando la soledad se vuelve un silencio...

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Cuando la soledad se vuelve un silencio contenido
en la noche silenciosa de la espera,
cuando transcurren los minutos expectantes y hace frío,
presiento que estás en el silencio y que te acercas.

Cuando mi respírar se vuelve el pulso de las horas
que escrutan la oscuridad de mis recuerdos
siento que estás presente y que me nombras
en el susurro de los grillos y en el viento.

Cuando la espera se desposa con el sueño
y la noche vacía se llena con el álito del tiempo,
si se hacen eternos los segundos en mi pecho
no importa que la noche dure un siglo, yo te espero.

Y si la ausencia es presencia prolongada en el misterio
y deberé aprender a leer tus signos en el cielo,
dame entonces tu luz para que pueda comprenderlos,
sostiene la llama vacilante, no me dejes, te lo ruego.

Aguardaré tu paso y el rocío me hablará de tu regreso,
comtemplaré el horizonte con los ojos en lágrimas cubiertos,
las gaviotas me dicen que la espera es como el viento,
que el Amor todo lo puede, que miras desde lejos.

Continuarán las noches al ritmo de los grillos y del cielo,
amiga, la luna alumbrará los muelles en el puerto.
Se que una noche volverás y atracarás tu barco en mi misterio,
sin ruido, sin tormentas y en silencio.

Reposarás en mí y yo descansaré en tu seno,
sucederá a los grillos el latir de un corazón abierto;
hipnótico sentir de un Amor que habita su aposento,
extático batir que arroba el sentimiento.

Allí se detendrán los pasos de Cronos en el cielo,
contenida, la eternidad del amor que se dona sin estruendo
se hará palpable en el roce de tus labios y tus dedos,
la noche se hará eterna y la eternidad la noche del encuentro.