Como un ciprés... (Os. 14,9)
Como un ciprés erguido y siempre verde
en medio de tu pueblo, tu presencia;
como un árbol frondoso, tu clemencia,
se extiende y en sus ramas nos protege.
Tu Amor es medicina que nos sana,
tu Palabra rocío en la mañana,
nos cubre la misericordia de tu gracia
y en el amor nuevo florecen nuestras almas.
Un lirio perfumado que se ofrece
y hunde sus raíces en tu huerto,
un olivo de brazos siempre abiertos,
una fragancia fresca que agradece.
Tu Amor fecunda los trigales nuevos
y la vid prepara el vino del encuentro,
en Ti florece el árido desierto
y se llena de frutos el almendro.
Será el Amor el sacrificio duradero,
la ofrenda nuestros labios de alabanza,
nuestra mirra un corazón que canta
e incienso enamorado el pensamiento.