Caná

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Ya quedó atrás la Alianza del monte perfumado
con el incienso del Dios de los profetas;
ya volaron su vuelo las águilas inquietas
que clavaron sus ojos en el seno del amado.

La cantina de Díos ha abierto sus bodegas
y el vino de tu ley embriaga un pueblo santo;
el tiempo de las bodas comienza con el canto
de los bienaventurados de la nueva era.

Eres Tú el vino que en Caná se ofrece,
la copa embriagadora de la Alianza eterna;
eres Tú la fiesta, el banquete, la cisterna
que se abre en el desierto de la muerte.

Eres Tú el esposo verdadero de tu pueblo
que suplicando te dice: no hay más vino;
el que cambia el agua en el festín divino,
el que emborrachas de amor y de consuelo.

Corriste de repente el velo, fiel Cordero
y mostraste tu semblante a la esposa enamorada,
el torrente caudaloso del amor de tu mirada
le descubría el rostro del Esposo verdadero.

Cambiaste el trueno del monte en palabras de ternura,
los rayos y centellas por unos ojos mansos,
el temblor de la tierra en tu pecho fue el encanto
del pálpito que enamora a la esposa en su dulzura.

Ha comenzado la fiesta y el pecho enamorado
encontrará en el alma callada su aposento
en el que el esposo y la esposa ya sin tiempo
se entregarán uno al otro en amor transfigurado.