Ascensión

Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv

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Oh luz que iluminaste
desde el sepulcro el centro de la historia
y en ella transformaste
del hombre la memoria
volviéndola anticipo de tu gloria.

Tú que transfiguraste
del hombre sus sentidos
y en ellos lo colmaste
en bodas de buen vino
del sabor que gusta lo divino.

El mundo recorrías
andando por las calles,
los pueblos, las aldeas,
los bosques y los valles
e iluminaba tu Palabra sus bondades.

Tú sanabas la muerte
allí donde el pecado
al hombre atormentado
enfermo y prisionero
tenía encadenado.

Porque eres luz y vida
la vida que ilumina fuertemente
descubres de tu fuente
la gracia y la energía
que el hombre desahuciado te pedía.

Tu toque matutino
la caricia de tus besos en la aurora
el sol que la enamora
y muestra su camino
a aquel que peregrina su destino.

Pasaste por el mundo iluminando
abriéndole los ojos
y al ciego en sus despojos
que suplicaba a gritos ser sanado
dejaste transformado.

Paralítico, el hombre peregrino,
tullido, encadenado,
en su dolor absurdo está postrado
y es tu rayo divino
el que tocándolo incinera su pecado.

Al sol ya se levanta
se siente redimido
del desamor y el egoísmo arrepentido
y en sus ojos te canta
un himno de alabanza agradecido.

Alumbras la Palabra
y en ella resplandece tu figura
irradia tu hermosura
que al cielo se levanta
como perfume maternal en su frescura.

Ungüento y profecía
el óleo perfumado que consagra
al alma tu Palabra
genera a nueva vida,
es alimento, bálsamo y bebida.

La mente iluminada
descubre su misterio
supera el cautiverio
y busca su morada
en el templo que tu pecho le mostraba.

Con ansias te buscaba
y el mundo recorría
pues la sabiduría
que el cielo le entregaba
en tu bodega sólo la encontraba.

Hoy vuelves a tu cielo
al sol del que la vida se derrama
dejando al mundo entero
radiante en la esperanza
de alcanzar algún día tu morada.

Un pueblo misionero
al mundo te proclama,
esencia soberana
de vida y de misterio
en que la gracia del cielo se derrama.

Te elevas sobre el monte,
tu faz transfigurada
tu túnica en un cielo transformada.
Se enciende el horizonte
en la luz del mundo entronizada.

La Iglesia te responde
concibiendo en su vientre la esperanza
y pueblo en alabanza
proclama sobre el monte
la aurora que en el mundo se levanta.

Al mundo ha sido enviado
el pueblo que en la luz ha renacido
mensajeros alados
apóstoles henchidos
en el viento del cielo prometido.

De lo alto renacidos
del agua y del Espíritu donado
del mundo rescatados,
en sangre redimidos
y en la fuerza de lo alto sumergidos.

En fuego bautizados
en la hoguera de un Amor desconocido
de Espíritu inflamados
en luz transfigurados
en su Amor liberador constituidos.

Potencia de anuncio y de victoria
conserva la memoria
de tu Alianza serena
que rompe las cadenas
y proclama la paz para la historia.

Prometes el envío
del defensor seguro
del Amor primordial que vence al mundo
del fuego concebido
en el seno del Padre al que te has ido.