Sediento
Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv
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Si voy sediento, en pena
bebo el agua del místico arroyuelo,
bordeado de azucenas
alivia el desconsuelo
esta sed de agua viva en que desvelo.
Sorbiendo me renuevo
Baja el agua, en el monte, de la cima.
Allí el glacial primero
la ofrece cristalina
con un aroma fresco de glicinas.
Agua de vida eterna
que acumular no puedo ni comprarla
y en su correr impregna
la selva legendaria
de una frescura arcaica y milenaria.
Baja del santo templo
da de beber al cedro y a los pinos
Alerces en el tiempo
y arrayanes esquivos
se sacian en el cauce de tu río.
Y el parque de los tilos
erguidos en su amor robusto y fuerte
contempla pensativo
los abedules verdes
que su blancura quieren ofrecerte.