El ideal de mi vida

Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.

Fuente: catholic.net (con permiso del autor)

 

 

André Frossard (escritor francés que vivió entre 1915 y 1995) recuerda una de las preguntas que más le hicieron pensar cuando era un joven inquieto y no muy disciplinado.

Tenía unos 19 años. Se le acerca un joven pocos años mayor que él. Después de varias vueltas y revueltas, el segundo pregunta a André cuál es el ideal de su vida, qué es lo que realmente quiere hacer con su existencia.

La pregunta deja desconcertado a André. ¿Un ideal en la vida? Es decir, ¿una meta, un objetivo, algo que quiero hacer?

La pregunta puede ser dirigida a mí, a cada uno. Tenemos mil planes, ocupaciones y ratos de descanso durante el día. Buscamos un buen programa de televisión (para divertirnos, para pensar), una fiesta agradable, un amigo sincero. Empezamos unos estudios y quizá luego pasamos a otra carrera que nos guste más. Vamos de la clase a la discoteca, de la discoteca a casa, de casa a la casa de unos conocidos, de una ciudad a otra para buscar nuevas experiencias, para conocer nuevos paisajes, para “vivir la vida”.

La vida va pasando, y nosotros vamos de aquí para allá, llevados por las circunstancias, las prisas, los miedos, las esperanzas y los cansancios. Tal vez mucho de lo que hacemos es sano, incluso bueno. Algunos, desde muy jóvenes, inician algún servicio como voluntarios, o son scouts, o trabajan en una residencia para ayudar a ancianos o a niños huérfanos. Otros viven en un ambiente más disperso, quizá no malo. Otros prefieren no decir cuáles son sus aventuras durante los fines de semana. Bueno, no las dicen entre algunos amigos, pero sí entre otros, en una especie de competición para ver quién ha ido más lejos en las diversiones de la semana.

De nuevo, la pregunta: ¿a dónde voy, qué es lo que quiero, cuál es mi sueño dominante? ¿Ganar dinero, formar una familia, vagar entre las diversiones, usar lo que otros me ofrecen sin mayores problemas? ¿Quiero ser un profesionista? ¿Sueño con estar todo el día detrás de una mesa de oficina o ante la pantalla de una computadora? ¿O anhelo subir y bajar montañas, en una moto último modelo?

¿Y luego? Luego descubro que muchos sueños han quedado en el olvido. Empecé medicina para servir a los demás. La dejé cansado de exámenes y de exigencias. Luego trabajé durante un verano en una zona turística. Luego inicié la carrera de arquitectura. Y ahora, ¿qué estoy haciendo ahora, qué ha dejado el pasado en el que me he movido? ¿Hacia qué horizontes se dirigen mis ojos y mi corazón?

El sol no se detiene, y el tiempo sigue su camino. Los años dejan huellas en cada vida. Hoy tengo un presente fugaz y una voluntad más o menos firme. Quizá débil, pero todavía puedo optar. Dejar esto o aquello, hacer lo otro o lo de más allá. Cada decisión será rica y plena si me lleva a un ideal bueno, si me ayuda a construir mi vida desde valores que no acaban, si me lanza a metas que inician en el tiempo y superan la frontera de la muerte.

Hoy decido lo que soy y tengo. La pregunta sigue en pie. ¿Cuál es tu ideal, qué quieres hacer con tu vida? Ahora respondo con mis actos, ahora construyo mi presente y el de quienes viven a mi lado...