Vivir y morir con honra
Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.
Profesor de filosofía y bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor)
Con trampas se puede
escalar en una empresa. Con mentiras se puede engañar al propio jefe. Con
rumores infundados y calumnias se puede lograr un buen “rating” en el mundo de
la prensa. Con el primer golpe y a traición se puede ganar una guerra.
Parece que el mal es tarjeta segura para triunfos fáciles. Hay quien cede a la
lógica del “mercado”, o de la “realpolitik”, o de la confesión perezosa de que
“todos lo hacen” y “es humano”, para lograr ascensos y mejoras que, de otro
modo, resultarían inalcanzables.
Pero el triunfo desde la perfidia, la cobardía, la mentira, el crimen, es
siempre una derrota. Porque no gana como ser humano quien se rebaja para aceptar
el mal, sobre todo cuando se deja deslumbrar con la excusa de que lo hace para
conseguir “cosas buenas”.
Lo poco bueno que pueda conseguirse desde la injusticia y el pecado queda
empobrecido, a veces anulado, por lo mucho malo que mancha la propia conciencia,
que pervierte el propio corazón, que ofende a Dios y a quienes viven a mi lado.
Frente a quienes han hecho de la astucia criminal la ley de sus actos, la
“derrota” de los honrados, la pobreza de los buenos, la muerte de los inocentes,
adquiere una luminosidad particularmente hermosa, una fuerza que sirve para lo
terreno y para lo eterno.
Vivir y morir con honra es una de las mejores vocaciones de la existencia
humana. Lo manifiestan, con su vida y con su sangre, miles, quizá millones, de
mártires de todos los tiempos y de casi todos los rincones del planeta. Lo
gritan, quizá ahora silenciosamente, desde esa belleza que se logra cuando uno
deja de lado la obsesión malsana por el triunfo “a toda costa” y cuando decide
vivir, seriamente, según virtudes y valores que brillan para siempre.