Jornada Mundial de la Juventud: 25 años de historia
Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.
Profesor de filosofía y bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor)
Los jóvenes que
celebraron en 1986
Juan Pablo II
inició
Las JMJ se organizaron a
distintos niveles, diocesano e internacional, y tuvieron sus momentos más
impresionantes en los encuentros mundiales.
La memoria recorre,
a través de los eventos “mayores” (mundiales), parte de la geografía de
El continente de la
esperanza, América, tuvo sus encuentros mundiales en Buenos Aires (1987), Denver
(1993) y Toronto (2002).
Asia se vistió de
juventud católica en Manila (1995), mientras que Oceanía reunió a jóvenes de
todo el mundo en Sydney (2008).
Queda, para un futuro que
esperamos no muy lejano, la hora de que también África acoja y celebre un
encuentro mundial que los jóvenes viven con especial intensidad.
Este año 2010 la
Iglesia celebra
Benedicto XVI, en su
mensaje para la Jornada de 2010, explica el valor y sentido de estos encuentros.
Al inicio de su mensaje, dice:
“Este año
celebramos el 25 aniversario de la institución de
El Papa hoy, como hace 25
años, mira a los jóvenes con esperanza, y les invita a renovar esa esperanza en
los momentos de dificultades y pruebas que vive el mundo moderno. En el mensaje
antes citado, Benedicto XVI ofrecía una idea que sirve de reto para todos,
jóvenes y no tan jóvenes:
“A veces se puede tener
la sensación de impotencia frente a las crisis y a las desorientaciones
actuales. A pesar de las dificultades, ¡no os desaniméis, ni renunciéis a
vuestros sueños! Al contrario, cultivad en el corazón grandes deseos de
fraternidad, de justicia y de paz. El futuro está en las manos de quienes saben
buscar y encontrar razones fuertes de vida y de esperanza. Si queréis, el futuro
está en vuestras manos, porque los dones y las riquezas que el Señor ha puesto
en el corazón de cada uno de vosotros, moldeados por el encuentro con Cristo,
¡pueden ofrecer la autentica esperanza al mundo! La fe en su amor os hará
fuertes y generosos, y os dará la fuerza para afrontar con serenidad el camino
de la vida y para asumir las responsabilidades familiares y profesionales.
Comprometeos a construir vuestro futuro siguiendo proyectos serios de formación
personal y de estudio, para servir con competencia y generosidad al bien común”.
Han pasado ya 25 años
desde que Juan Pablo II pusiera en marcha “una iniciativa profética”. La Iglesia
sigue en camino, con hombres y mujeres de todas las edades y culturas. Entre
ellos brilla, con una luz particular y sencilla, la presencia y la mirada de
Jesucristo, que hace 2000 años vino a los suyos, dio su vida por nosotros, y
abrió horizontes de vida eterna.